Una fábrica de ladrillos cooperativa fue la salida para un grupo de personas que buscaba reinsertarse socialmente luego de pasar por la cárcel. Con apoyo del IMFC.
Era un terreno que fue basural, al sur de la ciudad de Córdoba, un grupo de trabajadores lleva adelante un emprendimiento cooperativo que les cambió la realidad. Se trata de la fábrica de ladrillos block de cemento Los Leones de Judá, formada por personas que pasaron por la cárcel y que necesitaban dejar atrás el estigma social a través de una oportunidad de reinserción.
En ese obrador se produjo un encuentro entre los representantes de distintas instituciones: Martín Miguel García, anfitrión del lugar, integrante de Confraternidad de 12 pasos; Luis Mercado, presidente de Leones de Judá; Marcela Saavedra, presidenta de la Cooperativa Construyendo Futuro y Pablo Tissera, jefe de la filial Córdoba del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos.
«¡Pasen!, busquemos una sombra para conversar donde corra un poco de aire», dice Martín Miguel García al recibir a estos dirigentes cooperativos, sin parar de barrer hojas. «Tengo que tener las manos siempre activas para ayudar a que mi mente esté ocupada», explica. Mientras sirve agua, muestra el predio, un pedazo de la historia industrial de Córdoba: allí se emplazaba el barrio obrero Kronfuss, primer en su tipo en la ciudad. «Yo nací acá y tengo recuerdos de que se trabajaba desde las 5 de la mañana y todo el día era un aturdimiento las sirenas de las fábricas», rememora García y también recuerda que desde esa zona partieron grandes columnas hacia el Cordobazo. También cuenta que viene dando batalla a su adicción a las drogas y una manera de intentar salir fue juntar chatarra y reciclar cuanto desecho llegara a sus manos. «Limpiarme limpiando, solo por hoy», repite siempre y asegura que este lugar se fue transformando y empezó a usarse como playón deportivo para los chicos del barrio, también criadero de conejos, huerta. En el camino se encontró con Luis Mercado. «Ambos estuvimos presos y él me contó que tenía maquinas de block ponedoras para ladrillos de cemento y quería hacer una cooperativa; me entusiasmó y les abrí este espacio para que podamos trabajar limpios, de manera conjunta. Este proyecto me ayudó a dejar a la ‘gente del palo’, porque nos unía la delincuencia, ahora lo que nos une es salvarnos la vida».
En fila en el piso están los block recientes que Mercado muestra y acomoda en la pila del material listo para su venta; mientras, cuenta: «Empezamos con estos ladrillos, pero nuestro objetivo es crear aquí un polo cooperativo productivo y fabricar también macetas, carpintería de madera y metal y así ir armando una cadena que esté asociada a la construcción de viviendas». Mercado expresa que aún estando privado de su libertad se dedicaba a trabajar, mantenía a su familia en condición de encierro y llegó a estudiar hasta cuarto año de Derecho en la cárcel de Cruz del Eje. En el encierro vio las problemáticas provocadas por el hacinamiento y el ocio, «entonces nos asesoramos con la CTA y creamos el Sindicato Único de Trabajadores Privados de la Libertad Ambulatoria, eso nos permitió tener un salario fijo, mejorar nuestra convivencia y capacitarnos en oficios». El contacto con Marcela Saavedra y con otras catequistas de distintos cultos fue también algo decisivo. «Eso me dio una dimensión espiritual grande, comprendí que Dios no es religión sino una relación de fe en algo superior. También desde la pastoral católica nos relacionaron con la Fundación Espartanos, donde conocimos los valores del rugby y empezamos a practicar este deporte en encierro.
El equipo se llamó Los leones de Judá, «por el gran significado que tiene esa palabra en el Libro del Génesis». En ese momento empezó a pensar en que podía armar una cooperativa con este nombre al salir en libertad, ya que los habían capacitado en la construcción de viviendas con block. La cooperativa funciona desde noviembre del 2022.
La teoría del guiso
Convencida de que «solo no se puede» y en contacto permanente con las poblaciones carcelarias masculinas y femeninas, Marcela Saavedra se compromete con las personas que están cumpliendo su condena con acciones concretas, como pastora evangélica y trabajadora cooperativista: «»Conocí a Martín Villalba, presidente de FUNCAT (Federación Unión Nacional de Cooperativas Argentinas de Trabajo) justamente cuando estaba preso, dice que allí se le encendió el ‘chip’ del cooperativismo», recuerda Marcela. Y agrega una particular anécdota: «Él me contaba que tiene la ‘teoría del guiso’, nacida de ver la pésima comida carcelaria y observar que cada preso en su ‘ranchada’ tenía algo suelto para comer; entonces propuso mezclar estos alimentos personales en una olla grande y fabricar un ‘alto guiso’ y compartirlo entre todos». Esta, asegura Marcela, sigue siendo la teoría que reúne voluntades para conformar cooperativas de trabajo en distintos lugares del país. «Y así creamos Construyendo futuro, una cooperativa cuyo objeto social es la construcción de viviendas y la confección textil, para que sea una manera de ganarse la vida y dejar el delito cuando se recupera la libertad».
En el 2014 se acercaron al INAES y comenzaron a gestionar la obtención de máquinas de coser y telas para un grupo de chicas liberadas que aprendieron costura. «Así crecimos en apoyar a diversas cooperativas y a través de FUNCAT se gestionó la blockera». Hoy trabajan en articulación con diversas entidades: Patronato del Liberado; los Ministerios de Economía y Justicia de la provincia, la municipalidad de Córdoba y el IMFC.
Al respecto, Pablo Tissera agregó: «El IMFC Córdoba viene desarrollando un vínculo institucional con Leones de Judá a partir del Programa de Microcréditos. Nuestra federación otorgó hace un año financiación solidaria para la adquisición de bienes de capital, más precisamente una hormigonera con la que producen ladrillos block. Desde el instituto seguiremos en el camino de fortalecimiento de estos emprendimientos locales para el desarrollo social comunitario».
Nota: IMFC
Foto: Bibiana Fulchieri
Fuente: https://accion.coop/